Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Nosotros, ellos y Erasmo

01/02/2024

Si no sabéis qué regalar, siempre podéis regalar Erasmo de Rotterdam de Stefan Zweig. La pluma de Zweig nunca defrauda y la vida y pensamiento de Erasmo eleva el ánimo. Erasmo nos invita a potenciar en cada uno de nosotros un aliento universalista, sobrepasar fronteras, divisiones y trabajar por la concordia y conciliación.

La división entre dos bandos ha sido una constante en la historia, real o simbólica: güelfos y gibelinos, nacionales y republicanos, azules y rojos. También en la literatura: Montesco y Capuleto. Hoy el camino no es muy distinto: Ucrania y Rusia, Palestina e Israel. También entre clanes, como recientemente ha pasado entre Yoda y DZ Mafia, con consecuencias en nuestro entorno más próximo. Cada uno puede continuar ampliando la lista a su gusto.

En este sentido, Erasmo fue un hombre de centro. Sólo tenía un enemigo: el fanatismo. Fue un auténtico luchador a favor de la concordia; como paradigma de humanismo buscaba la concordia global, y esto implica comprender a unos y otros y ser un facilitador en el entendimiento de ambas partes. Esta posición no estaba de moda, ni antes ni ahora. Erasmo fue tildado de desapasionado, de neutro, de débil. Parece como si el hombre y la mujer fuerte se tengan que posicionar con ímpetu por uno de los dos bandos. Para Erasmo parece que su lógica era a la inversa: el hombre y la mujer fuertes buscan aquello que existe en común en las divisiones y buscan entenderse. Una Fraternidad Universal como diría ahora el Papa Francisco.

En estos días, muy convulsos, y con un exceso de divisionismo, quizás tendríamos que recuperar este espíritu erasmiano. Aspirar a tener un aliento universal y universalista, construir puentes y no destruirlos, hablar y entender en lugar de continuar ampliando las divisiones, potenciar un diálogo sincero, compartir la mesa.

Podemos estar tentados a dejar esto para los altos mandatarios y mediadores. Seguro que ellos tienen sus estrategias, pero lo que es importante es que todos, todas, en nuestro día a día, y en nuestro contexto, tenemos oportunidades diarias para ser como Erasmo, en lugar de seguir propulsando divisiones, grupos y grupitos, ya sea en la comunidad de vecinos, en nuestra casa con nuestros familiares, con nuestros compañeros de trabajo o en nuestras tertulias y sobremesas. Un Erasmo contemporáneo que busca el entendimiento, la concordia. Todos, todas, podemos ser potenciadores de diálogo. Todos, todas podemos facilitar un camino de concordia, que ha de comenzar en nuestro corazón, ha de seguir en casa, para así continuar en el vecindario, comunidad y finalmente el mundo. Que Erasmo que, como bien dice Zweig, es prácticamente sólo un nombre, reviva en la medida de lo posible en nosotros, y seamos constructores de un mundo más armónico, cercano y unido.

Marc Grau
Miembro de Justícia i Pau Terrassa