SPES NON CONFUNDIT

24/02/2025

Si escuchamos las noticias todo son tragedias: violencia, guerra, discriminaciones, amenazas, miseria, desplazados, muertos … Si miramos en nuestro entorno cercano también encontramos desgracias o graves problemas: de acceso a la vivienda, de paro, de desahucios, de soledad, de discursos de odio, de drogas…

En medio de estas situaciones nos encontramos y sobrevivimos como podemos. En medio de ellas no sabemos qué podemos hacer. Es más, a menudo estamos saturados y no queremos pensar en ellas. Otras veces tenemos dudas y nos quedamos bloqueados. El miedo nos detiene, nos hace callar o nos hace caer en la trampa del “no se puede hacer nada”; o que “la guerra se evita con más armamento”; o que “el paro y/o los robos se acabarían cerrando las fronteras o expulsando personas”; o …

El miedo, los discursos de odio y la desinformación están promovidos por los grandes poderes económicos que nos quieren esclavizados por nuestro egoísmo y nos quieren hacer creer que la solución consiste en cerrar fronteras, poner aranceles, fabricar más armas o vetar a quien no parece de los nuestros.

Ante estas situaciones tenemos el riesgo de caer en la indiferencia o en la desesperación y de claudicar aceptando o callando ante la injusticia. Para revertir esta tendencia es preciso recuperar la confianza y el optimismo.

Este 2025 estamos convocados a un año jubilar con el lema “Spes non confundit”, “la esperanza no defrauda” (Rm 5,5). Como dice el Papa Francisco en la Bula convocando el Jubileo “es necesario prestar atención a todo lo bueno que hay en el mundo para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia”.

Efectivamente, es necesario poner la atención en aquello bueno que nos rodea para superar los miedos y tomar ejemplo y a la vez impulso en nuestro actuar, y así proclamar con nuestra vida el año de gracia. Todos podemos ser portadores de esperanza. Lo podemos ser de muchas formas y en diversos ámbitos de nuestra vida cotidiana. A veces lo seremos calladamente, con nuestra actitud y ejemplo. En otras ocasiones alzando nuestra voz, denunciando y actuando públicamente.

El pasado 14 de febrero se celebró el encuentro de Justícia i Pau con la Fundació Arrels bajo el lema “Sensellarisme i pau”. Frente al drama de los sin techo comprobamos que hay entidades como Arrels con muchas personas voluntarias que trabajan acompañando y asistiendo a las personas sin hogar. Como estos voluntarios y como estas entidades existen muchas otras que siembran esperanza trabajando por un mundo más justo.

En estos días ha fallecido Viqui Molins, la religiosa teresiana conocida como “la monja de la calle”. Su vida ha sido un testimonio de trabajo en favor de las personas más desfavorecidas. Su dedicación a los marginados y excluidos constituye un motivo de esperanza en un mundo mejor. Ella no desfalleció nunca ni cayó en la trampa del “no hay nada que hacer”. Todo lo contrario, ella hizo mucho por aquellas personas que habían perdido la esperanza, ayudándolas a redescubrir su dignidad.

“No tengáis miedo” es el grito de esperanza que resuena en el Evangelio. Es la confianza en un mundo donde reine la justicia y la paz fraternal. ¡Compartamos nuestra esperanza y seamos motivo de esperanza en nuestro entorno!

De Joan-Maria Raduà Hostench