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UNA SOCIEDAD QUE QUIERE UNAS FIESTAS A SU MEDIDA

16/12/2024

Cada vez más nos encontramos en la disociación de lo que representan las fiestas y como las nombramos. Sí, es una realidad muy presente marcada por un falso laicismo, que quiere cambiar todo nuestro bagaje, nuestra cultura, nuestra identidad, para celebrar unas fiestas sin ningún sentido. Decimos “fiesta de invierno” para celebrar el Adviento y la Navidad, “fiestas de la primavera” para celebrar la Pascua y la Semana Santa, “fiestas de verano” para celebrar San Juan y así, poco a poco, ir eliminando todos los vestigios de nuestra identidad como pueblo de tradición cristiana y, si se quiere, por ignorancia hasta las paganas de tradición grecorromana.

Con esto no quiero decir que todo el mundo tenga que creer y celebrar las diferentes tradiciones que marca el calendario cristiano, pero sí que nuestra cultura, la forma de entender el día a día viene marcado por esta identidad.

Te quieren hacer sentir mal por defender que quieres celebrar el Adviento y la Navidad con lo que esto representa, o que la Semana Santa y la Pascua es importante, y no sólo es una excusa para disfrutar de unos merecidos días de descanso y vacaciones. Si echamos un vistazo al calendario de festividades de nuestro país, vemos que en buena parte vienen marcadas por la realidad cristiana en Catalunya.

Es cierto que cada vez más nos encontramos con una sociedad variada, donde diferentes culturas y tradiciones se mezclan y de las que aprendemos cada día un poco más. Unas culturas de las que hace unos años poco sabíamos y que ahora forman parte de nuestro día a día. Pero esto no implica que debamos renunciar a las nuestras, que debamos hacer como si no existieran, hacer como si no fueran importantes, no digo necesarias, porque realmente se podría considerar que no lo son, pero sí que forman parte de nuestro vivir, de nuestro ser, de nuestra identidad. Bajo la mirada de una falsa idea de sociedad inclusiva, quieren hacernos aceptar todas aquellas ideas de fuera, porque hay que aceptarlas (y no digo que no), porque así se integrarán mejor, y no es cierto, no les estamos ayudando a ellos, se están escondiendo los miedos e inseguridades de aquellos que dicen no ser cristianos, y desintegran nuestra identidad detrás de la cultura. Utilizan la sensibilidad -la de los recién llegados- como excusa para atacar los cimientos de una sociedad que quieren «conscientemente ignorante de sus raíces». Una cosa es no querer celebrar una fecha concreta, otra es querer que no se celebre. El resultado es la ignorancia tanto de una cultura como de otra por parte de quienes no forman parte, pero lo peor es que obligan a la sociedad a sumirse en la ignorancia de la propia cultura.

No hace falta ser de una tradición concreta para respetar al otro. Sí, esto es lo que hay que trabajar: el respeto por el otro, empezando por los de casa. Respetar significa: abstenerse de destruir, de dañar a alguien o alguna cosa (definición del Gran

diccionari de la llengua catalana). / Acción de considerar alguna cosa como algo que

alguien ha de tener en cuenta (definición IEC) .

Los cristianos estamos llamados a ser respetuosos, la Biblia nos habla en muchas ocasiones de respeto: “Respetaos unos a otros en el temor de Dios” (Efesios 5:21), en el Antiguo Testamento se dice repetidamente sobre el extranjero: «Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no le oprimiréis. Como a uno natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo” (Levítico 19,33s), …pero también hace falta que seamos respetados.

Podemos ser lo que queramos, podemos construir una sociedad «diferente» o con sensibilidades diferentes. De hecho, el paso del tiempo y las circunstancias ya nos llevan a ello. Pero (re)negar de nuestras raíces es desvincularnos de las bases que han hecho que seamos como somos y, por tanto, sin ellas perdemos el rumbo y vamos a la deriva.

Por eso, quizás hay que tener una visión más positiva y constructiva; disfrutemos de lo que tenemos, de nuestras tradiciones y de todo lo que nos aportan. No intentemos buscar cosas y hechos que nos separen, aprovechemos lo bueno que todo el mundo tiene y puede aportar, seamos positivos y abiertos a las nuevas ideas, pero que estas no nos aparten ni nos saquen las nuestras. Miremos la vida con más optimismo, no es necesario vivir pensando en lo que no me gusta hacer, vivamos pensando en lo que sí que es necesario hacer. Cuando un pueblo pierde su identidad está perdiendo su cultura, su experiencia, su valor, su riqueza, su razón de ser. Seamos agradecidos a todo lo que nos han transmitido nuestros mayores, seguro que seremos más felices.

Noemí Cortès i Roca